divendres, 13 de febrer del 2009

'El curioso caso de Benjamin Button': cardiograma plano


¿y tú qué opinas? ¿qué películas te han gustado últimamente?


LA MEJOR WEB DE CINE:
LA BUTACA

por JOAN PAU INAREJOS

Nota: 5

Lo peor. De esta película no se va uno aburrido o hastiado sino enfadado; indignado que con una premisa narrativa tan seductora -vivir al revés- y con un diseño de producción tan cuidado la historia sea incapaz de transmitir la más mínima emoción.

De un modo parecido a 'Siete almas', aquí nos brindan una secuencia de bellas pinceladas, colores y difuminados de ensueño, para componer a la postre un cuadro frío como un témpano.

Lo mejor. Por supuesto que 'El curioso caso...' -no contradigamos a la Academia- tiene sus puntas de inspiración. Las tiene en lo visual: ahí está ese fantástico niño viejo con la cara de Brad Pitt, creíble y perturbador, buscando a su madre a tientas en la noche. O el recién nacido que se apaga en manos de una anciana, fenomenal icono paradójico. O esas espectaculares escenas de guerra en alta mar, donde uno casi se aparta para que no le alcancen los tiros, físicos y certeros. En lo narrativo, qué no decir de un amor lastrado porque cada uno vive en una dirección contraria...

Pero todas estas buenas ideas naufragan en un largo metraje de cardiograma plano, que por tomarse demasiado en serio no carece de sus momentos de ridículo.

Por decirlo redundante, me gustaría que me hubiese gustado.


dilluns, 9 de febrer del 2009

'La duda' o la odiosa monja


¿y tú qué opinas? ¿qué películas te han gustado últimamente?


LA MEJOR WEB DE CINE:
LA BUTACA

por JOAN PAU INAREJOS

Nota: 7

Lo mejor. Meryl Streep consigue ser verdaderamente odiosa encarnando aquí a una severísima monja, al mando de una Inquisición personal contra otro portento, el cura interpretado por Philip Seymour Hoffmann. Saltan chispas, se electrifica el aire entre estos dos titanes, hasta el punto que, en un momento de la cinta, el cuerpo a cuerpo parece cobrar cierto voltaje erótico.

Streep es sin duda la reina, con sus muecas de resabiada soberbia, de gata vieja, y, además de Hoffmann, no podemos olvidar a dos secundarias de oro: Amy Adams, perfecta en su inocencia de novicia atribulada, y Viola Davis, que nos regala un recital breve pero intensísimo, como un café cargado, interpretando a una madre humilde que prefiere no saber nada.

Por lo demás, 'La duda' hace honor a su nombre y tiene la valiente virtud de no dejar nada claro: asistimos a versiones contrapuestas sobre una misma historia, donde el encono y el temperamento de sus relatores acaban imponiéndose al propio interés de la trama.

Lo peor. Ante tan monumentales interpretaciones queda la película algo deshojada, y la acción pasa a segundo plano. Pero se le perdona. Al fin y al cabo, da igual qué pasó; sólo importa la cara que pone la terrible madre superiora.


dimecres, 4 de febrer del 2009

isidro
campos de castilla

"¡Qué hermosura la de una puesta de sol en estas solemnes soledades!"

TEXTOS DE MIGUEL DE UNAMUNO, 'EN TORNO AL CASTICISMO'


Esta costurera quizá no está novelescamente absorta en amores y romanzas. Quizá está simplemente, maravillosamente, esmerada en lo concreto de su tarea. Y eso, con el pincel íntimo de Vermeer, pacifica tanto el alma como ver a alguien dormir.

ROMÁNICO, EL GRECO, VELÁZQUEZ, KLIMT...

MIS 62 PINTURAS.




El espíritu de los castellanos


MIGUEL DE UNAMUNO

"Eran almas tenaces, castillos interiores de diamante de una pieza, duro y cortante": 'no me da la real gana'

Fatalismo y librealbitrismo, creencias gemelas (...) [Los castellanos] Se resignan a la ley o la rechazan, la sufren o la combaten, no identifican su querer con ella. Si vencidos, fatalistas; librealbitristas cuando vencedores. La doctrina es la teoría de la propia conducta, no su guía.

En las disputas teológicas que provocaron el calvinismo, primero, y el jansenismo, más tarde, teólogos españoles fueron los principales heraldos del libre albedrío. ¡Frases vigorosas el "no me da la real gana" y el "no importa"! Y aún más enérgicas y castizas (...) que el foco, Brennkpunt, de aquélla son los órganos genitales. Todo español sabe de dónde salen las voliciones enérgicas.

"Y teniendo yo más alma, ¿tengo menos libertad?", grita Segismundo. Tener más alma es tener más voluntad entera, más masa de acción, más intensa; no mayor inteligencia ni más complejo espíritu.

Y junto a esta voluntariedad simplicista de esta genérica casta de conquistadores, fe en la suerte: "Da ventura a tu hijo y échalo en el mar" (...).

Eran almas estas tenaces e incambiables, castillos interiores de diamante de una pieza, duro y cortante. Genio y figura hasta la sepultura; lo que entra con el capillo sale con la mortaja; lo que en la leche se mama, en la mortaja se derrama.

Se confunde el caballero y el pícaro; "en horas de insolación asoma bajo el aristócrata el chulo"

Al plantarse en sociedad cada una de estas almas frente a las otras, prodújose un verdadero anarquismo igualitario, y a la par angelo por dar a la comunidad la firme unidad de cada miembro, un verdadero anarquismo absolutista,un mundo de átomos indivisibles e impenetrables en lucha dentro de una férrea caja, lucha de presión externa con interna tensión.

Fue una sociedad guerrera, y en la guerra misma algo de anárquico, guerrillas y partidarios (...). "Apenas había término medio entre el caballero y el pícaro" -dice el señor Menéndez [Pelayo]-. Confundíanse uno en otro; en horas de insolación asoma bajo el aristócrata el chulo.

MIGUEL DE UNAMUNO, 'EN TORNO AL CASTICISMO' (1895)



Las florecillas o la noche oscura

MIGUEL DE UNAMUNO

Francisco de Asís "se difunde en la risueña y juvenil campiña", mientras los españoles se asaetan el corazón y "dibujan atormentados anacoretas"

Resaltan los caracteres de la eflorescencia religiosa de España cuan se la compara con otra: la de Italia, por ejemplo. Siguió esta a la renovación comunal italiana de los siglos X al XII, brotando popularísima de la masa, mezclándose con ensueños apocalípticos de renovación social, de un reino del Espíritu Santo y del Evangelio Eterno. Su flor fue el Pobrecito de Asís, de casta de comerciantes andariegos y alma de trovador, el alegre umbrío, no el macilento y triste en que se le transformó en España.

No se mete en su alma, sino que se derrama fuera, amando con ternura a la Naturaleza, hermana de la Humanidad. Canta a las criaturas, y su Dios quiere misericordia más que sacrificio. Al solitario, monachum, monje, sustituye el hermano, fratellum, el fraile; salvando a los demás, se salva uno en redención mutua. No se encierra en su castillo interior, sino se difunde en la risueña y juvenil campiña, al aire y al sol de Dios. No se cuida apenas de convertir herejes. Su religión es de corazón y de piedad humana. El símbolo religioso italiano son los estigmas de San Francisco, señales de crucifixión por redimir a sus prójimos; el castellano la transverberación del corazón de Teresa, la saeta del Esposo con que se solazaba a solas (...).

Del italiano brotó el arte popular de las Florecitas y de los juglares de Dios, como Jacoponte de Todi; el nuestro dio conceptosos autos sacramentales o las sutiles y ardorosas canciones de San Juan de la Cruz. Giotto, Fra Angelico, Ghirlandaio, Cimabué, pintaron con las castas tintas del alba, con los arreboles de la aurora, el azul inmaculado del cielo umbrío y el oro del sol figuras dulcísimas e infantiles en campo diafano; Zurbarán y Ribera dibujaron atormentados anacoretas, Murillo interiores domésticos de sosegado bienestar y lozanas Concepciones (...).

El misticismo tuvo hipertrofias: el castellano era el "quietismo egoísta" y el italiano, las "sectas de pobres llenas de ensueños comunistas"

De estos "despeñaderos mórbidos" les salvó el humanismo: Dante en Italia y Fray Luis en España

Las [hipertrofias morales] del misticismo castellano fueron el quietismo egoísta del abismarse en la nada o el alumbrismo brutal dado a la holganza y al hartazgo del instinto (...) y en la grosería sensiblista de "mientras más formas más gracias", en el último extremo de lo que llama San Juan de la Cruz lujuria y gula espiritales. El italiano, por su parte, degenaraba en sectas de pobres llenos de ensueños comunistas de restauración social.

De estos despeñaderos mórbidos salvó a uno y a otro el humanismo, la modesta ciencia de trabajo, la voz de los sigloshumanos y de la sabiduría lenta de la tierra. El misticismo italiano (...) se humaniza en Dante (...). [

Y] En España penetró tanto como donde más el soplo del humanismo, el alma del Renacimiento, que siempre tuvo altar aquí (...). El ministro por excelencia de su consorcio fue el maestro León [Fray Luis de León] (...), alma llena de la ardiente sed de justicia del profetismo hebraico, templada en la serena templanza del ideal helénico (...). Retirado a la Flecha, rincón mansísimo a orillas del Tormes, gustaba tenderse allí a la sombra, rompiendo, como los pájaros, a cantar a la vista del campo verde.

MIGUEL DE UNAMUNO, 'EN TORNO AL CASTICISMO' (1895) / imágenes: Anunciación de Fra Angelico y Anunciación de El Greco.


dilluns, 2 de febrer del 2009

Pueblo sin mitos

MIGUEL DE UNAMUNO

No nacieron aquí los mundos difuminados en niebla, de hadas y gnomos; todo en España "es claro, recortado, antinebuloso"

¡Socorrido recurso el de la brillante o fogosa imaginación española! Aquí entran en cuenta el sol y otros ingredientes. Y en realidad, sin embargo, imaginación seca, reproductiva más que creadora (...).

Nuestro ingenio castizo es empírico o intelectivo más que imaginativo, traza enredos entre sucesos perfectamente verosímiles; no nacieron aquí los mundos difuminados en niebla, los mundos de hadas, gomos, silfos, ninfas y maravillas. Pueblo fanático, pero no supersticioso, y poco propenso a mitologías, al que cuadra mejor el monoteísmo semítico que el politeísmo ariano.

Todo en él es claro, recortado, antinebuloso: sus obras de ficción muy llenas de historia, hijas de los sentidos y de la memoria, o llenas de didactismo, hijas de la intelectiva. Sus romances por epopeyas o baladas, y el Quijote por el Orlando.


MIGUEL DE UNAMUNO, 'EN TORNO AL CASTICISMO' (1895) / foto: 'Pablo de Valladolid' de Velázquez


Paisaje de Castilla

campos de castilla

MIGUEL DE UNAMUNO

"¡Qué hermosura la de una puesta de sol en estas solemnes soledades!"

Recórrense a las veces leguas y más leguas desiertas, sin divisar apenas más que la llanura inacabable donde verdea el trigo o amarillea el rastrojo, alguna procesión monótona y grave de pardas encinas, de verde severo y perenne, que pasan lentamente espaciadas, o de tristes pinos que levantan sus cabezas uniformes. De cuando en cuando, a la orilla de algún pobre regato medio seco o de un río claro, unos pocos álamos, que en la soledad infinita adquieren vida intensa y profunda.

De ordinario anuncian estos álamos al hombre: hay por allí algún pueblo, tendido en la llanura al sol, tostado por éste y curtido por el hielo, de adobes muy a menudo, dibujando en el azul del cielo la silueta de su campanario. En el fondo se ve muchas veces el espinazo de la sierra y, al acercarse a ella, no montañas redondas en forma de borona, verdes y frescas, cuajadas de arbolado, donde salpiquen al vencido helecho la flor amarilla de la árgoma y la roja del brezo.

Son estribaciones huesosas y descarnadas peñas erizadas de riscos, colinas recortadas que ponen al desnudo las capas de terreno resquebrajado de sed, cubiertas cuando más de pobres hierbas, donde sólo levantan cabeza el cardo rudo y la retama desnuda y olorosa, la pobre ginestra contenta dei deserti que cantó Leopardi. En la llanura se pierde la carretera entre el festón de árboles, en las tierras pardas, que al recibir el sol que baja a acostarse en ellas se encienden de un rubor vigoroso y caliente.

¡Qué hermosura la de una puesta de sol en estas solemnes soledades! Se hincha al tocar el horizonte, como si quisiera gozar de más tierra, y se hunde, dejando polvo de oro en el cielo y en la tierra sangre de su luz. Va luego blanqueando la bóveda infinita, se oscurece de prisa, y cae encima, tras fugitivo crepúsculo, una noche profunda, en que tiritan las estrellas. No son los atardeceres dulces, lánguidos y largos del Septentrión.

"No despierta este paisaje sentimientos voluptuosos de alegría de vivir; es un paisaje monoteístico este campo infinito "

¡Ancha es Castilla! ¡Y qué hermosa la tristeza reposada de ese mar petrificado y lleno de cielo! (...) No despierta este paisaje sentimientos voluptuosos de alegría de vivir, ni sugiere sensaciones de comodidad y holgura concupiscibles: no es un campo verde y graso en que den ganas de revolcarse, ni hay repliegues de tierra que llamen como un nido.

No evoca su contemplación al animal que duerme en nosotros todos, y que medio despierto de su modorra se regodea en el dejo de satisfacciones de apetitos amasados con su carne desde los albores de su vida, a la presencia de frondosos campos de vegetación opulenta.

No es una naturaleza que recree al espíritu. Nos desase más bien del pobre suelo, envolviéndonos en el cielo puro, desnudo y uniforme. No hay aquí comunión con la naturaleza, ni nos absorbe ésta en sus espléndidas exuberancias; es, si cabe decirlo, más que panteístico, un paisaje monoteístico este campo infinito en que, sin perderse, se achica el hombre, y en que siente, en medio de la sequía de los campos, sequedades del alma.

(...) se presentan en el inmenso páramo muerto, a la luz derretida del crepúsculo, un cardo quebrando la imponente monotonía en el primer término, y en lontananza las siluetas de Don Quijote y Sancho sobre el cielo agonizante. «Sólo Dios es Dios, la vida es sueño y que el sol no se ponga en mis dominios», se recerda contemplando estas llanuras.

MIGUEL DE UNAMUNO, 'EN TORNO AL CASTICISMO' (1895) / foto: campo en Soria (agosto 2007)