dijous, 29 de juliol del 2004

Gemido nocturno



En el silencio sonó un gemido. Se me acercaba una figurilla a pasos de pájaro. Forcé mis ojos lechosos, aún adormecidos...

Eras tú. Venías más pura y única que nunca, empapada de noche y de llanto, en un bálsamo tierno y sutil. Murmuraste alguna desdicha y yo sentí que siempre había estado esperando que lo hicieras. Estaba oscuro, pero eras tú. Y dejaste tus lágrimas en mi hombro, y balbuceaste algo que entendí, y supiste endulzada de halago que esa noche yo te había estado esperando.

Entonces te consolé y te cogí como a una novia nívea, y languideciste hasta que sólo eras una criaturilla sobre mi regazo. No desististe en el llanto. Te levanté en brazos y anduvimos a media oscuridad, tú y yo, ilusos de eternidad. Y a medida que nacía la luz grisácea de la madrugada, y el gentío de las calles empezaba a hormiguear, desaparecías en destellos dormidos...

¿Qué había sido de ti, aquella noche de luna azul? ¿Qué veredas pisaste, dónde perdiste la razón de soledad? ¿Revoloteaste por esos caminos de arena? ¿Pajareaste hasta mi casa, mirlo melancólico?

Piel de limón, pelo de aceituna, aleteando oscura soplas tu perfume aguado de luz nocturna. Tu siempre estarás prendada de esa luz grisácea, y yo, diminuto en el mundo, pasearé siempre solo por las plazas el recuerdo íntimo de esa noche templada, el sueño sincero de que te amé.


JOAN PAU INAREJOS, 1999 (BASADO EN SUEÑO)

dilluns, 26 de juliol del 2004

Eco del pensamiento


Un síntoma primario de Schneider para la esquizofrenia es el llamado eco del pensamiento. Esto hay que diferenciarlo de las alucinaciones. Consiste en que el paciente escucha sus propios pensamientos, pero en un alto volumen interior. Habitualmente el pensamiento es subvocal, pero en este caso el paciente lo escucha como si fuera en voz alta. Es su propio pensamiento y su propia voz. En la alucinación lo vive como una voz ajena.

Es uno de los primeros síntomas que se presenta en los esquizofrénicos y que causa gran perplejidad, miedo, angustia. Causa terror porque el enfermo escucha su propio pensamiento y no sabe qué está ocurriendo. No puede explicarse qué es lo que pasa. No es externo, ni impuesto, ni otra voz: es su propia voz.

http://www.marietan.com/semiologia/capitulo8.htm

El confort es el opio del pueblo


El psicólogo americano Carrel, en su importantísimo libro 'El hombre, esencia desconocida', en el capítulo titulado 'Adaptación', ha desarrollado la tesis de que el hombre degenera en las condiciones modernas de civilización (confort).

El hombre, dice él, alcanza su máximo grado de evolución cuando está expuesto a la crudeza de las estaciones del año, cuando deja de dormir algunas veces y otras duerme durante muchas horas seguidas, cuando sus comidas oscilan entre la abundancia y la escasez, y cuando alcanza alimentos y techo sólo al precio de esfuerzos incansables.

Se le exige que ejercite sus músculo, que se canse y descanse. Que luche, que sufra y sea feliz que ame y odie. Su vida volitiva necesita que se alternen la excitación y el sosiego. Ha de luchar contra los demás hombres o contra sí mismo. Ha sido hecho para esa vida, del mismo modo que el estómago está hecho para digerir comidas.

Arnold Gehlen, El hombre, 436

dimecres, 21 de juliol del 2004

El enjambre de la cultura


¿Cuál de las acciones cotidianas de un obrero montador o de un contable sirve propiamente a la creación directa e inmediata de las cosas que sirven para satisfacer las necesidades de la vida?

El carácter indirecto de la contribución al mantenimiento de la vida ha crecido en las modernas culturas hasta transformarse en una maquinaria gigantesca, en la que sin embargo todos encuentran su vida y en la que cada ladrillo es un hecho de trabajo objetivamente disciplinado, de tal manera que cualquier atentado a las bases de ese sistema ha de ser impedido.

Arnold Gehlen, El hombre, 394

¿Por qué jugamos?

El juego es 'seriedad infantil', pero la fantasía es su auténtico nervio. También el juego de los adultos muestra este aspecto. Raras veces sucede sin involucrar intereses eróticos, financieros o de lucha. Pero el punto está precisamente en que esos intereses sólo podrían mostrarse bajo el manto de, digamos así, intereses fantásticos y absolutamente 'no prácticos': el comportamiento del balón que salta, la distribución del azar de las cartas policromas o cosas semejantes, consitituyen la parte realmente divertida o vivificante del juego.

Arnold Gehlen, El hombre, 242

dijous, 15 de juliol del 2004

De veras

Joan Pau Inarejos, 2 marzo 2002

Acaso no era tan blanca la paloma
ni los infiernos tan negros.
El diablo sabe más por diablo
y el cielo no tiene metro.
Quizá hay más de tres cosas en la vida
o ninguna.

Cuesta horrores coser y cantar.
La lluvia no trajo bendición.
Con sólo madrugar no bastaba
y no hace milagros la canción.

Pero si no hay rosas en abril
ni café por la mañana
si curar es más prudente
y la arruga no es tan bella
de veras me es indiferente.

Me conformo con tu pelo liso
y tu cintura a lo lejos.


dimarts, 13 de juliol del 2004

Devoración en cadena


Junghuhn refiere haber visto en Java un extenso campo que se perdía de vista cubierto de osamentas y que creyó que era un campo de batalla. Los esqueletos eran de grandes tortugas de cinco pies de largo y tres de ancho, que abandonando el mar tomaban ese camino para depositar sus huevos; entonces eran atacadas por perros salvajes (canis rectilans), que acometiéndolas en grupos las vuelcan, les arrancan la coraza inferior y las conchas abdominales y las devoran vivas. A veces en este momento se presenta un tigre y se lanza sobre los perros.

Esta horrible escena se repite millares de veces todos los años. Es para esto para lo que han nacido las tortugas? ¿Qué culpa expían con tales tormentos? ¿A qué obedecen esas escenas horribles? No hay otra respuesta que ésta: así se objetiva la voluntad de vivir.

Arthur Schopenhauer, El mundo como voluntad y representación, 28

Fisiología de las visiones


Cantidades inadecuadas de vitaminas, así como cantidades inadecuadas de calorías, producen profundos cambios psicológicos. Resulta interesante mirar a la historia y ver por qué un período como la Edad Media fue mucho más fructífero en visiones que nuestros tiempos. Simplemente, la razón es que nosotros estamos llenos de vitaminas y que los habitantes de esa época no lo estaban.

Después de todo, cada invierno de la Edad Media traía consigo un período de extrema deficiencia vitamínica. Además de un largo período de ayuno involuntario estaban los cuarenta días de Cuaresma. Así que para la Pascua la mente se encontraba totalmente dispuesta para tener cualquier tipo de visión.

Creo que no cabe la menor duda de que ésta es una de las razones por las cuales las experiencias visionarias espontáneas son muchos menos comunes hoy día que antes. Se trata, simplemente, de un factor dietético.

Aldous Huxley, La experiencia mística, p 68

dilluns, 12 de juliol del 2004

¡La conciencia es luz!


El antropólogo Roger W. Wescott ofrece la intrigante hipótesis de que la conciencia es una bioluminiscencia interna, concepto que puede llevar a la investigación de la posibilidad de que la iluminación sea un acontecimiento físico y mensurable dentro del cerebro. En 'El animal divino', Wescott propone que la bioluminiscencia endocraneana, "una verdadera forma de luz, generada dentro, por y para el cerebro", es la sustancia de la conciencia pura. "La conciencia misma quizá consista en la generación y recepción internas de radiaciones perceptibles. En una palabra, de luz".

John White, La experiencia mística, p 18

Nietzsche y la música


Ese hombre meridional, meridional no por ascendencia sino por 'fe', tiene que soñar, en el caso de que sueñe con el futuro de la música, también con que la música se redima del norte, y tiene que sentir en sus oídos el preludio de una música más honda, más poderosa, acaso más malvada y misteriosa, de una música sobrealemana que no se desvanezca, que no se vuelva amarillenta y pálida ante el espectáculo del mar azul y voluptuoso y de la claridad mediterránea del cielo, como le ocurre a toda la música alemana, sentir en sus oídos el preludio de una música sobreeuropea que se afirme incluso frente a las grises puestas del sol del desierto, cuya alma esté emparentada con la palmera y sepa vagar y sentirse como en su casa entre los grandes, hermosos, solitarios animales de presa...

Friedrich Nietzsche, Más allá del bien y del mal, p 214