dimarts, 24 de juliol del 2007
dilluns, 16 de juliol del 2007
La increíble Hulk
FERNANDO DE FELIPE
"La Patiño es como el increíble Hulk, sólo que es a ella a quien se le hincha la vena cuando pone verde a los demás"
La guerra, solía decir Clemenceau, es un asunto demasiado importante como para dejarlo en manos de los generales. Del mismo modo, y visto la que se montó el viernes en ‘¿Dónde estás corazón?’, bien podría afirmarse que una vieja (con perdón) leona como Bárbara Rey es una presa demasiado experimentada en la lucha en el barro y los ajustes de cuentas como para dejarla en manos de esa aprendiza de gata panza arriba que es María Patiño. Y es que su numerito del otro día en la pista central de Antena 3 fue indignante, por mucho que ella revistiera su ‘espantá’ de (in)digna(da) retirada. Que perdió los papeles couché, vamos.
La Patiño es de esa clase de ‘periolistillas’ del corazón que se creen obligadas a estar siempre en el ojo del huracán para, abanico documental en ristre, intentar que el vendaval tombolero no amaine nunca. Experta como Pepe Pótamo (y su amiga Gema López) en los giros hipohuracanados, la Patiño parece estar convencida de que, de haberse dedicado al periodismo “serio” (como ella misma lo llama, no sin cierto ‘rintintín’), ella solita sería capaz de resolver el asesinato de Kennedy, de capturar a Bin Laden, de descubrir la latitud de esa isla en la que comparten hamaca y urbanizable leyenda Elvis, Hendrix y Jim Morrison, de convencer a la reina de Inglaterra para que pose en albornoz para la Leibovitz e incluso de hacer que el túnel del AVE pase por Ambiciones. Menuda es ella.
Lo malo es que a esta chica algún día le va a dar un patatús en pleno arrebato deontológico. Porque la Patiño es como el increíble Hulk, sólo que es a ella a quien se le hincha la vena cuando pone verde a los demás…, y la que enrojece de rabia cuando son los otros los que la ponen verde a ella.
FERNANDO DE FELIPE, EN ‘LA VANGUARDIA’, 16/7/2007
Melancolía centrífuga
MARC FUMAROLI
“Hemos perdido todo sentido del centro, pérdida que nos mantiene dispersos, sin voluntad, incapaces de gozar"
En Europa formamos a gente centrifugada, dispersa, orientada al masivo consumo de esto, aquello y lo otro... ¡Eso no es educar!
¿Qué es educar, señor Fumaroli?
Contener nuestras tendencias centrífugas naturales. Es decir, cultivar la memoria y la concentración. ¡Esto se ha abandonado!
¿Con qué consecuencias, a su entender?
Al no concentrarnos, nos descentramos: hemos perdido todo sentido del centro, pérdida que nos mantiene dispersos, sin voluntad, incapaces de gozar..., ¡una pérdida que nos aboca a la melancolía! Éste es nuestro diagnóstico colectivo: crisis melancólica, a la que entusiásticamente llamamos cultura.
¿Hoy nos sentimos melancólicos en ausencia del goce de la auténtica cultura?
Pero habrá una reacción.
¿Qué reacción?
Algunas escuelas enseñarán a algunos ciertas materias altamente selectas: se hablará de Homero, de tragedias griegas, del Mahabbarata,de sánscrito... Quizá esté sucediendo ya de un modo secreto, quizá esté ya operando una academia invisible...
¿Sí? ¿Un Fahrenheit 451 del espíritu?
Je, je. Hay artistas, profesores, críticos... al margen de la burocracia oficial. Hay familias que están ya apartando a sus hijos de la televisión, de la circulación general de imágenes. Hacen como Rousseau con su Emilio...¡Habrá un elitismo feroz como lógica reacción a esta feroz masificación!
Interesante diagnóstico...
Y sólo de ahí, de esos poetas, de esos estudiosos, de esos artistas podrá brotar lo que yo llamo Europa del espíritu, ¡la única Europa valiosa de verdad! Y una cosa es segura...
¿Qué, Fumaroli?
Esta Europa del espíritu... no va a salir de Bruselas, seguro que no, no, no.
MARC FUMAROLI, ensayista francés (‘El estado cultural’), entrevistado por VÍCTOR AMELA en ‘La Vanguardia’, 16/07/2007
dimarts, 10 de juliol del 2007
Scarlett en Barcelona





divendres, 29 de juny del 2007
El cinematógrafo construye el mundo
WALTER LIPPMANN
Los sujetos que aspiran a censurar el arte tienen a su favor que, por lo menos, no subestiman este tipo de influencias. Por lo general tienden a malinterpretarlas, y en el colmo del absurdo casi siempre se concentran en evitar que alguien logre descubrir lo que no cuenta con su bendición. Sin embargo, al igual que Platón cuando explicó su teoría acerca de los poetas, todos ellos presienten vagamente que los prototipos procedentes de la ficción tienden a imponerse en la realidad. Por tanto, cabe suponer que el cine esté construyendo una imaginería que las palabras que leemos en los periódicos son capaces de evocar.
A lo largo de nuestra historia nunca hemos tenido a nuestra disposición un apoyo visual comparable al cine. Cuando los florentinos deseaban visualizar algún santo, acudían a contemplar los frescos de su parroquia, donde podían empaparse de la visión vigente en su época, estandarizada por Giotto. Asimismo, los atenienses acudían a los templos para visualizar a los dioses. Sin embargo, el número de objetos representados era limitado, aunque no tanto como en Oriente, donde el espíritu del segundo mandamiento estaba tan extendido que las representaciones de cosas concretas escaseaban aún más. Quizá ésta sea la causa de que la facultad de tomar decisiones prácticas resultase asimismo escasa.
En el mundo occidental, por el contrario, se ha experimentado durante los últimos siglos un incremento sustancial del número y la gama de las representaciones laicas, las descripciones gráficas, la narrativa, la narrativa ilustrada y, por último, el cine mudo y, tal vez, el cine sonoro.
El cine goza en la actualidad de la autoridad en materia de imaginación de la que en el pasado gozaron la narración oral y la letra impresa, sucesivamente. Las películas parecen absolutamente reales. Imaginamos que llegan a nuestras manos directamente, sin que medie la intervención humana, y no cabe duda de que constituyen el alimento mental que menos esfuerzo requiere por nuestra parte. Las descripciones orales, e incluso las fotografías, nos exigen un cierto grado de esfuerzo mnemotécnico antes de instalarse definitivamente en nuestra mente. Sin embargo, delante de la pantalla todo el proceso de observación, descripción, narración y a continuación, imaginación se lleva cabo por y para nosotros.
Sin mayor dificultad que la necesaria para permanecer despiertos, la pantalla recita de un tirón los resultados más codiciados por nuestra imaginación. Gracias a ella cobran vida ideas hasta entonces borrosas y nociones vagas, como la del Ku Klux Klan, que ha cobrado forma gracias a 'The Birth of a Nation' de Griffith. Puede que dicha forma sea incorrecta desde el punto de vista histórico y perniciosa desde el moral, pero es una forma, y dudo que alguien que haya visto la película y sepa menos de lo que sabe Griffith acerca del Ku Klux Klan sea capaz de escuchar esas tres palabras, de nuevo, sin visualizar a esos jinetes blancos.
WALTER LIPPMANN, 'LA OPINIÓN PÚBLICA' (1922)
dimecres, 27 de juny del 2007
Diferencias por todas partes
"Los anarquistas sofisticados perciben todo un universo de disensiones entre Bakunin y Kroptkin”
La lucidez mental consiste en la capacidad de disociar analogías superficiales, reparar en las diferencias y percibir la variedad. Es una facultad relativa. Podemos apreciar notables diferencias entre la lucidez, de por ejemplo, un bebé recién nacido y un botánico en el momento de examinar una flor. Los recién nacidos apenas aprecian una ligera diferencia entre sus propios dedos, el reloj de su padre, la lámpara que hay sobre la mesa, la luna en el cielo y una edición de color amarillo brillante de Guy de Maupassant.
Cabe señalar que muchos miembros del ‘Union League Club’ no aprecian diferencias notables entre demócratas, socialistas, anarquistas y ladrones, mientras que los anarquistas más sofisticados perciben todo un universo de disensiones entre Bakunin, Tolstoi y Kroptkin. Estos ejemplos demuestran hasta qué punto puede resultar difícil definir con exactitud la opinión pública de los recién nacidos acerca de Maupassant, o del ‘Union League Club’ acerca de los demócratas.
Los individuos que se limitan a montar en los automóviles de terceros quizá no puedan distinguir más allá de un Ford, un taxi y un automóvil. Sin embargo, si esos mismos sujetos se comprasen y condujesen su propio vehículo, es decir, si proyectaran su líbido hacia los automóviles, como dicen los psicoanalistas, serían capaces de describir las diferencias existentes entre diversos carburadores con sólo mirar la parte trasera de un coche aparcado a una calle de distancia.
A esto se debe que a menudo nos sintamos aliviados cuando la conversación se deriva de “temas generales” a nuestras aficiones personales: es como pasar del paisaje que vemos pintado en el salón al campo de labranza que hay fuera de casa; o como regresar al mundo tridimensional después de habernos introducido en el retrato de la respuesta emotiva dada por un pintor ante lo que, en virtud de su propia memoria distraída, imagina que ha visto.
dimarts, 26 de juny del 2007
La conversión de Tony Blair

JOSEP MARIA RUIZ SIMON
Tolkien y Lewis inventaban mundos ficticios en los que se representaba la lucha entre el bien y el mal; tras el 11-S, Blair ha recuperado esta clara visión anglocatólica de la geografía
Las sacristías andan revueltas con el anuncio de que Blair, apostatando del anglicanismo, profesará la fe católica, apostólica y romana y sueña con un diaconato. Y no es improbable que, entre casullas, reliquiarios y copones, algún sacerdote instruido se acuerde de lo que, tal vez cuando era estudiante de la Universidad de Navarra, leyó en una obra de Carl Schmitt: "La mayor parte de las veces se escucha el reproche, repetido en todo el parlamentario y democrático siglo XIX, de que la política católica no consiste sino en un oportunismo sin límites". No es por casualidad que, a inicios del siglo XXI, este mismo reproche ha sido dirigido también con frecuencia hacia la llamada tercera vía.
Si, como sostenía con admiración tal vez irónica el propio Schmitt, lo característico del catolicismo como forma política es su asombrosa elasticidad, su increíble capacidad de adaptación, su ambigüedad infinita y su increíble propensión a superar los dualismos como si no existiera el principio de contradicción, el hasta ahora anglicano Blair ha sido el gran político católico de nuestra era. Cabe señalar no sin sorpresa que esta peculiar grandeza ya la previeron con claridad los profesores de Esade que, ya a fines de los años noventa, fueron de los primeros en tomarse en serio sus propuestas.
Se podría escribir una historia de Inglaterra desde Enrique VIII hasta nuestros días atendiendo exclusivamente a la manera como esta nación se ha ido reflejando en los conversos católicos que ha producido (...). Tendría que dedicar no poco espacio al peculiar mundo literario de los conversos ingleses al catolicismo, con R. H. Benson, hijo de un primado de Inglaterra, entre los pioneros, y con Hillarie Belloc, Tolkien, C. S. Lewis, Chesterton y Graham Greene, entre los más destacados. Hubo un tiempo, el de Tolkien y Lewis, en el que este tipo de héroes religiosos inventaban mundos ficticios, como la Tierra Media o Narnia, donde todo parecía posible y en los que se representaba épicamente la eterna lucha entre las fuerzas del bien y del mal. Con sus apuestas para el nuevo orden internacional surgido del 11-S, Blair ha recuperado esta clara visión anglocatólica de la geografía ideológica, que se había visto oscurecida por la turbia narrativa de Graham Greene, en la que uno acababa no sabiendo, con consecuencias nefastas, quiénes eran los malos (...).
Señalando hacia el catolicismo, Blair bendice el fin de una época. Viene a indicar que la soberanía nacional ya no sirve ni como mito. Queda por ver si su pasión romana es una declaración metafórica de amor por los "poderes indirectos" en general o tiene algo que ver con una iluminación especial sobre la verdad del dogma de la Inmaculada Concepción o sobre las bondades de la infalibilidad pontificia.
JOSEP MARIA RUIZ SIMON, PROFESOR DE FILOSOFÍA DE LA UNIVERSITAT DE GIRONA, EN 'LA VANGUARDIA', 26/06/07 / fotos: FOTOGRAMAS DE 'EL SEÑOR DE LOS ANILLOS' Y 'LAS CRÓNICAS DE NARNIA'
dilluns, 25 de juny del 2007
Reunión secreta
dissabte, 16 de juny del 2007
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