diumenge, 22 d’octubre del 2006

Catalunya 2006 (1): Mas


Tony Blair en Sant Jaume

ENRIC JULIANA, LA VANGUARDIA, 23 OCTUBRE 2006

Tony Blair está a punto de entrar en la historia de Catalunya de la mano de Convergència Democràtica de Catalunya. ¡Quién se lo iba a decir a Pasqual Maragall y a Narcís Serra, con tantos amigos en la London School of Economics, casa madre del nuevo laborismo británico!

Con gran audacia táctica, CDC se ha apoderado de la marca blairista, aprovechando el vudú de la izquierda a la muy detestada foto del triunvirato de las Azores. Convergència viste estos días de corte inglés. Así quedó de manifiesto en el debate del viernes, cuando Artur Mas defendió su propuesta de puntuar a los inmigrantes. Incluso Carod-Rovira, ora en Montenegro, ora en el Támesis, se puso la chaqueta de tweed - "más sociedad y menos Estado", dijo con vehemencia-, ante la mirada entre perpleja e irónica de Josep Piqué.

¿Por qué no es blairista el PSC? Lo fue tímidamente hace unos años, cuando Blair estaba muy de moda, pero el buen rollo de Downing Street con José María Aznar - el Gobierno de Su Majestad, recordémoslo, no tiene amigos, sólo tienen intereses- y el error de Iraq reafirmaron a los nódulos culturales del socialismo catalán en el afrancesamiento de siempre. Con la gauche,hasta la derrota final.

Tanta perspicacia ha dejado vía libre a Convergència para aproximarse con comodidad al mejor político europeo de la década y adquirir a buen precio algunos productos del nuevo laborismo. Ideas interesantes como la del contrato civil de los inmigrantes, estos días ridiculizada como el carnet por puntos de la barretina, por el mal envoltorio con que ha sido presentada.

La réplica de Rodríguez Zapatero - "los seres humanos no se miden por puntos"- es un dardo certero, pero antes de que el gallo del talante haga tres veces quiquiriquí, en España se debatirá muy en serio la necesidad de incentivar el arraigo de los inmigrantes. ¿Cuál ha sido la temeridad de CiU? Seguramente no haber prestado más atención a otro relevante producto del new labour que se llama compasión.

Para los ideólogos de la tercera vía, compasión no es dar limosna al pobre de la esquina, sino sentir un profundo respeto por los más débiles. La imagen del carnet por puntos es muy publicitaria y agresiva. Es tan rompedora que perfora la idea de respeto. Por ello, el catolicismo difuso, auténtica radiación de fondo de la sociedad catalana, se ha puesto inmediatamente en guardia. Es el buenismo, dicen algunos. Gracias a esa radiación, el PSC, inmerso en una fase de aguda pereza intelectual, ha podido decir que la propuesta laborista de Mas divide a la sociedad.

ENRIC JULIANA, LA VANGUARDIA, 23 OCTUBRE 2006

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