Gran Vía 2, el Maremàgnum: “parques temáticos que procuran una imagen falsificada de la vida urbana”
[La función de estos entornos pseudourbanos] no es distinto del de los modernos parques de atracciones temáticos, en el sentido que procuran una imagen falsificada de la vida urbana, puro decorado para una ciudad-farsa. Se pretende escenificar en ellos un espacio público tranquilizado, permanentemente vigilado por cámaras de vídeo y guardias jurados, donde los peatones, liberados de cualquier motivo de desasosiego, pueden abandonarse al paseo, al ocio y, por encima de todo, al consumo.
Hay ejemplos especialmente patéticos de ello. La burda imitación del aire de los pasajes comerciales decimonónicos en Gran Via 2, en la Zona Franca, sería uno de ellos. Barcelona debe ser la única ciudad del mundo que, en una apoteosis difícilmente superable del reino del simulacro, puede presumir de tenir un muelle donde nunca ha recalado ningún barco: el Maremàgnum, que, en efecto, tuvo que instalar uno para justificar su declaración de zona portuaria y permitir que sus comercios abrieran los días festivos.
Estos complejos comerciales implican una negación absoluta del territorio con memoria, incapaces de expresar identidades, sin marcas relacionales o históricas. Cada uno de ellos implica un hueco, un agujero, un paisaje ausente. Llama la atención la manera en que han impreso su estilo a las concepciones actuales del espacio público en general. Los vestíbulos de las grandes estaciones de tren, de las correspondencias de metro o de los aeropuertos están transformándose en galerías comerciales.
“Es la ciudad la que copia el modelo que le prestan los centros comerciales”: la zona de Plaça de Catalunya ya es “Barnacentre”
De hecho, cada vez más puede afirmarse que no es que el centro comercial imite a la ciudad, sino que es la ciudad la que copia el modelo que le prestan los centros comerciales. Los núcleos históricos de las ciudades están siendo peatonalizados para hacer de ellos superficies comerciales polifuncionales. Barcelona es un ejemplo. La Plaça de Catalunya, el Portal de l’Àngel y las calles que desembocan en la parte alta de la Rambla se presentan como un centro comercial y lo asumen de una manera explícita designando el conjunto como Barnacentre.
MANUEL DELGADO, ‘LA CIUDAD MENTIROSA. FRAUDE Y MISERIA DEL MODELO BARCELONA’(2007) / foto: Maremàgnum de Barcelona
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