por JOAN PAU INAREJOS
Nota: 3
Según la Biblia, Dios mandó a Noé construir un arca para salvar a la creación inocente del Diluvio Universal. Pero Darren Aronofsky mete demasiadas cosas a bordo. Varios capítulos del Antiguo Testamento. Tradiciones apócrifas. El Señor de los Anillos. Conflictos familiares. Apocalipsis a lo '2012'. Ecologismo. Cuñas sobre el fanatismo. Este arca se hunde.
Como si hubiera nervios acumulados por la virginidad cinematográfica del mito, la película nos abruma con un montón de cosas sin resolver ninguna. Quiere decirlo todo y se atropella. Ambiciona ser a la vez operística y psicológica. Toma de aquí y de allá y cruza los aires de superproducción con el toque autoral sin el más mínimo cálculo de daños artísticos.
Alguien dirá que el director de la maravillosa 'Cisne negro' ha sido presa del horror vacui por la brevedad del relato bíblico. El caso es que se saca de la chistera extraños monstruos de piedra (los Vigilantes, aún no sabemos si originales o ridículos) y enfrenta a la família de Noé con unas hordas enemigas para garantizar la necesaria escena de guerra medievalizante. Hay sexo fuera de horas y vestuario poco claro.
Confusa, fallida, anacrónica, esta odisea hiperacuática ni siquiera se salva por el buen hacer de Russell Crowe, siempre magnífico. Anthony Hopkins perfecciona la autoparodia con su personaje de Matusalén (hay que reconocer que su desenlace vital tiene gracia) y la joven Emma Watson, Hermione en Harry Potter, confirma que hay actores que siempre deberíamos recordar como niños. También se pasean algunos guaperas de póster —para los públicos hipster y adolescente, respectivamente— y un malo muy baboso. Fin del reparto.
No acabamos de entender la evolución de Noé de padre protector a talibán insobornable, ni queda claro el mensaje religioso o filosófico que Aronofsky desea transmitir con sus brochazos políticamente incorrectos. Algunos momentos, cierto, erizan el vello —el ternero desollado vivo por la multitud— y, al igual que en la psicológica 'Take shelter', se atisba algo interesante en esa crónica sobre un hombre obsesionado con los males de la humanidad. Pero sólo se atisba. Glu glu glu.
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