"El tímido da la impresión de una persona a la que le estorba el cuerpo y busca a su alrededor un sitio donde depositarlo"
¿Por qué mueve a risa un orador que estornuda en el momento más patético de su discurso? (…) Únicamente [por] un brusco tránsito de nuestra atención del alma al cuerpo (…). Ya será un orador cuyos más hermosos párrafos viene a cortar bruscamente un dolor de muelas; ya un personaje que no toma nunca la palabra sin interrumpir su peroración para quejarse de que le aprieta el calzado o le viene el traje estrecho, etc. Una persona a la que su cuerpo le estorba: he ahí la imagen que estos ejemplos nos refieren (…).
Yo creo también que por la misma razón resulta a veces algo ridícula la timidez. El tímido podría dar la impresión de una persona a la que le estorba el cuerpo y busca a su alrededor un sitio donde depositarlo. Por eso el poeta trágico procura evitar cuanto pudiera atraer nuestra atención sobre la materialidad de sus héroes.
Tan pronto como interviene la preocupación del cuerpo, es de temer una infiltración cómica. He ahí por qué los héroes de tragedia no beben ni comen, ni se calientan a la lumbre. Y hasta rehuyen sentarse. Sentarse a la mitad de una tirada de versos equivaldría a recordar que se tiene cuerpo. Napoleón, que era psicólogo a ratos, había observado que por el solo hecho de sentarse se pasa de la tragedia a la comedia.
HENRI BERGSON, LA RISA, 1899
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