Una metáfora que subyace a la ciencia moderna es que el mundo es máquina. Y nosotros también (aunque las máquinas sean inventos de nuestra mente). Ya Descartes dudaba de si lo que veía en la calle eran personas de verdad o autómatas con abrigos y sombreros. Hoy el delantero centro del equipo de Brockman, el biólogo Richard Dawkins, declara: "Cada uno de nosotros es una máquina, como un avión sólo que mucho más complicado" (‘The blind watchmaker’). Supongo que el sentir que uno es como una máquina o un avión no está descrito en el DSM-IV (catálogo oficial de trastornos psiquiátricos), pero parece grave. La interioridad humana no es como el interior de los aviones, como saben los poetas, los enamorados, los niños y el sentido común.
Jordi PIGEM, “El síndrome de Dawkins”, suplemento ‘Culturas’ de ‘La Vanguardia’, 15-09-2005 / foto: René MAGRITTE, 'Tiempo de cosecha'
Jordi PIGEM, “El síndrome de Dawkins”, suplemento ‘Culturas’ de ‘La Vanguardia’, 15-09-2005 / foto: René MAGRITTE, 'Tiempo de cosecha'
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