dilluns, 26 de setembre del 2005

En una noche oscura


La mística utiliza el lenguaje pasional, y esto fue interpretado generalmente según la superstición materialista. Se ha 'remitido' todo lo que se podía -y un poco más- al instinto sexual 'desviado'. El siglo XIX, en conjunto, no es nunca tan feliz como cuando puede 'remitir' lo superior a lo inferior, lo espiritual a lo material, lo significativo a lo insignificante. Ya eso le llama 'explicar'. Que sea, las más de las veces, al precio de las peores renuncias al sentido crítico no tengo que mostrarlo aquí en detalle.
En mi opinión, esta propensión moderna es señal de un resentimiento profundo hacía la poesía y, en general, hacia toda actividad creadora, y por tanto arriesgada, del espíritu. Para los hombres del siglo XVI el lenguaje erótico era más inocente que desde nuestro punto de vista. Somos nosotros los neuróticos, herederos del puritanismo aburguesado de un siglo XIX descreído.
Denis de ROUGEMONT, 'El amor y occidente', 168 / foto: campaña 'J'adore' de la firma DIOR

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