dimecres, 26 de maig del 2010

'Io sono l'amore' o la esposa esposada

LA PELÍCULA EN LA MEJOR WEB DE CINE: LA BUTACA

por JOAN PAU INAREJOS
 

Nota: 7,5
Mucho se ha escrito (y filmado) sobre la decadencia de la familia. La historia de la ficción está trufada de relatos sobre la descomposición de esta institución que, para desespero de sus enterradores, nunca se acaba de morir. Mejor: porque si no, no gozaríamos de tragedias tan majestuosas como 'Io sono l'amore', una crónica soberbia sobre la agonía de los Recchi, estirpe de la burguesía  industrial de Milán cuyos cimientos se tambalean cuando llega la hora de la sucesión.

El relato gravita en torno a una sola mujer, Emma Recchi, la matriarca de origen ruso que siente la urgencia juvenil de abandonar el fragor de las fábricas para escapar a la campiña tras los pasos de un joven cocinero de piel morena. Tilda Swinton, espigada y adusta como una mujer de Modigliani, vuelca todo su buen hacer en este personaje, que viene a entroncar con Madame Bovary, Ana Karenina y todas las heroínas infieles del siglo XIX. 

'Io sono l'amore' plasma certeramente el cautiverio de esta esposa extranjera, que no acaba de encontrar su lugar en el tinglado familiar y cuyo guisado estrella no es la pasta (oh sacrilegio), sino una modesta sopa de pescado llamada Ujà que, para más austeridad eslava, debe adquirir un color transparente para servirla como Бог (Dios) manda.

La película, con sus 123 minutos a ratos fatigantes, nos reserva alguna escena memorable, como cierto cementerio donde la verdad rompe el luto y sale desgarrada como un grito irreverente y romántico. Imperdibles y casi cómicos también los gestos de dignidad de esta burguesía italiana, donde el traje parece más importante que la persona. No se puede escribir más sin reventar las perlas de esta exploración a las profundidades de una familia, que, como los fariseos bíblicos, se dedica abnegadamente a blanquear sus sepulcros.

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