diumenge, 24 de juliol del 2005

Frankl contra Freud (y 2)


La persona no es libre 'frente' o 'contra' unos impulsos, sino 'sobre' ellos. Libertad, o voluntad libre, es la capacidad de disponer de los propios impulsos. Los impulsos y tendencias son la fuerza del psiquismo, su energía, pero siempre son materia que debe ser conformada. En este sentido el Yo no es un títere del Ello, sino que el Ello siempre lo es de un Yo, que es quien tiene la fuerza.

Y cuando la persona, de hecho, se ve arrastrada por diversas tendencias externas o internas, es porque así lo ha decidido. Libertad significa capacidad de disponer sobre las tendencias para organizarlas, negarlas, afirmarlas e, incluso, para dejarse arrastrar por ellas. La persona puede ‘abdicar’ libremente de su libertad.

Frente al automatismo de concepciones psicológicas como la de Freud, Frankl asegura que la persona está llamada a ser autonomía. Es autonomía a pesar de la dependencia. La persona ‘tiene’ tendencias biológicas y psíquicas pero no se reduce a ser un haz de tendencias o impulsos. La persona puede ser dueña de ellos, adoptar ante ellos un comportamiento. Al igual que Scheler, también afirma Frankl que la persona es el ser capaz de decir ‘no’.

Para Frankl, “cuanto más vivo es el sentido de responsabilidad de un hombre, tanto más fuertemente está inmunizado contra la neurosis, el vacío existencial. Precisamente el neurótico es aquel que elude su responsabilidad, que se desentiende de su vida y se abandona a lo que juzga inevitable. La persona inmadura o el neurótico, para autojustificarse, niega su responsabilidad, lo que es una manera de negar su libertad.

“Por ese motivo se disculpa aduciendo variados argumentos: esconde su libertad tras supuestos determinismos del medio ambiente, del mundo interior o de la convivencia con los otros seres humanos”. De este modo, quien niega su responsabilidad ante su vida, cae en el fatalismo que se manifiesta en forma de conformismo.


Xosé Manuel DOMÍNGUEZ PRIETO hablando sobre la psicología humanista de Viktor FRANKL, en 'Personalismo terapéutico', 69 (2005)

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