El ser humano, en realidad, no huye de las tensiones sino que las necesita para crecer y, precisamente, la ausencia de tensión es lo que le neurotiza y destruye. ¿Cómo lograr esa tensión? Desde el compromiso con el horizonte aixológico descubierto en el sentido existencial, es decir, desde tareas, situaciones y encuentros que sean valiosas. Desde aquí la persona es capaz de enfrentarse creativamente a las dificultades.
Dice Viktor Frankl: "Considero un concepto falso y peligroso para la higiene mental dar por supuesto que lo que el hombre necesita ante todo es equilibrio o, como se denomina en biología, 'homeostasis'. Es decir, un estado sin tensiones. Lo que el hombre realmente necesita no es vivir sin tensiones, sino esforzarse y luchar por una meta que le merezca la pena. Lo que precisa no es eliminar la tensión a toda costa, sino sentir la llamada de un sentido potencial que está esperando a que él lo cumpla. De una manera semejante a como lo formulan muchos existencialistas y personalistas, para Frankl, desde su sentido existencial, la persona opta entre posibilidades. En esas posibilidades no sólo elige opciones, sino que se elige a sí mismo, su propia figura.
La persona es constitutivamente llamada. Y su responsabilidad es la respuesta. Esta llamada es, en general, una llamada desde un sentido. Y es que la persona, según Frankl, no es su propio fin, sino que su propia vida es llamada a realizar un sentido que descubre en él pero que le trasciende: "El hombre apunta por encima de sí mismo hacia algo que no es él mismo, hacia algo o hacia alguien".
Xosé Manuel DOMÍNGUEZ PRIETO hablando sobre la psicología humanista de Viktor FRANKL, en 'Personalismo terapéutico', 54 (2005)
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