El crimen, en efecto, se volverá amable. Basta comparar al Lucifer de los imagineros medievales con el Satán romántico. Un adolescente “joven, triste y encantador” (Vigny) sustituye a la bestia cornuda. “Bello, con una belleza que ignora la tierra” (Lermontov), solitario y poderoso, doloroso y despectivo, oprime con negligencia.
ALBERT CAMUS, ‘EL HOMBRE REBELDE’ (1951) FOTO: 'MUCHACHO CON PIPA', DE PICASSO (1905)
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