dimecres, 30 de maig del 2007

La vanguardia nazi


JOHN GRAY

“Los ingleses provenían de un mundo de elegantes cabriolés; los nazis provenían de un mundo de tranvías e industria pesada”

Si no hubo una comprensión generalizada de la amenaza que suponían los nazis se debió en parte al hecho de que fueran tan modernos. Los eduardianos que gobernaban Gran Bretaña en los años treinta provenían de un mundo de elegantes cabriolés y casas de campo decoradas con los óleos de Reynolds y Gainsborough. Ejercían el poder a través de instituciones parlamentarias y de una estructura social muy estratificada.

Los nazis provenían de un mundo de tranvías e industria pesada. Se valieron de mítines multitudinarios para destruir las instituciones parlamentarias y de medios de comunicación de masas como instrumento para reorganizar la sociedad. Si tuvieron precursores artísticos, éstos se encontraban en los movimientos de vanguardia como el expresionismo y el futurismo (…).

Se ha considerado con frecuencia que el nazismo constituía una agresión a los valores occidentales. En realidad, tal como sucedía con el comunismo soviético, encarnaba una de las más potentes tradiciones occidentales.


“Los nazis se consideraban a sí mismo como revolucionarios en pie de igualdad con los jacobinos y los bolcheviques”

Los nazis despreciaban los ideales ilustrados de la tolerancia, la libertad personal y la igualdad humana. Pero a pesar de eso compartían las esperanzas más soberbiamente desmedidas de la Ilustración. Al igual que Marx, creían que el poder de la tecnología podía utilizarse para transformar la condición humana.

Los nazis se consideraban a sí mismo como revolucionarios en pie de igualdad con los jacobinos y los bolcheviques. En la novela que Arthur Koestler escribió durante la guerra, ‘Arrival and Departure’, un diplomático nazi con tendencia a filosofar (…) declara que el nazismo es más internacionalista que la Revolución francesa o que el comunismo soviético (…):

“Cierra los ojos. Imagina que Europa es, hasta los Urales, un espacio vacío en el mapa. Sólo existen campos de energía: energía hidráulica, minerales magnéticos, vetas de carbón bajo la tierra, pozos de petróleo (…). Acaba con esos ridículos límites sinuosos, con esas murallas chinas que cortan por la mitad nuestros campos de energía (…), liquida a la población excedente en aquellas zonas en las que no se necesita (…), elimina cualquier línea de fuerza perturbadora que pudiera intercalarse en tu red, es decir la influencia de las iglesias, de los capitales extranjeros, de cualquier sistema filosófico, religioso, ético o estético del pasado…”.

Los nazis repudiaban el pasado y abrazaban la tecnología moderna como instrumento de poder humano, incluyendo el poder de perpetrar un genocidio a una escala hasta entonces carente de precedentes.


JOHN GRAY: ‘AL QAEDA Y LO QUE SIGNIFICA SER MODERNO’ (2004)

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