'Cristo y María Magdalena', de Rembrandt (1638) |
Gabriel Maghalhâes
La Vanguardia, 12/5/2014
La resurrección fue el gesto más humilde de Jesús: incluso más que su nacimiento. Como buen menestral que era, después de haber descansado tres días (la labor de la semana anterior había sido dura), se levantó y siguió con su artesanía de eternidades. Sin que nadie lo viera, porque así se levantan los obreros de este mundo.
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