dijous, 25 de setembre del 2014

"Actuar es cooperar con el absurdo"

Alberto Domínguez
Entrevista en ‘La Contra’ de La Vanguardia, 5/8/2014

Por qué le atrae Cioran?
Porque está en tierra de nadie: estudié filosofía ¡y nadie me habló de él!
¿Cómo lo descubrió?
Yo me sentía desconectado de la vida... y disimulaba, callaba... Por azar leí a Cioran: ¡alguien decía lo que yo sentía!
¿Desconexión existencial?
Sí, porque la vida fluye por un lado.., y tú sientes que te has caído, que estás fuera.
¿Así se sentía Cioran?
"La creación es el primer acto de sabotaje", dijo: comprendió que la vida es un fraude.
Pero la vivió.
"Que la vida no tenga sentido es una razón para vivir, ¡la única!": vivió lúcido, sin apegos, en una buhardilla barata, yendo en bicicleta, en comedores universitarios...
Vivir será absurdo, pero no se suicidó.
"No me gusta la vida: no tiene por qué gustarme la muerte", adujo. "No soy hombre de acción", argumentó, y suicidarse es actuar.
¿Qué tiene de malo actuar?
Actuar es cooperar con el absurdo: "No vale la pena molestarte en matarte, siempre te matas demasiado tarde".
Pero escribir es actuar, también...
Cioran admitía esa contradicción, que juzgaba inofensiva: "No es posible decir nada: ¡por eso es ilimitada la cantidad de libros!" (…)
"Es más fácil renunciar al pan que a la palabra", reconoció (…).

¿Tuvo hijos?
No, coherentemente: nacer es inconveniente, y ser padre es que la vida te cuele un gol. Cioran se enamora y empareja, pero a la vez se proclama "metafísicamente soltero": "Enamorarse es querer ser engañado" (…)
¿Qué opina Cioran del sexo?
Que la inapetencia y desapego que sentimos tras eyacular entrañan una lucidez... de la que nos reponemos demasiado pronto: prolonga ese estado a toda tu vida, propone.
¿Y qué dice de Dios?
"Toda su obra le desmiente", dice Cioran, que iguala al creyente y al escéptico: "Uno carga con el peso de sus certezas, el otro carga con el peso de sus perplejidades".


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