dimarts, 4 de novembre del 2014

Como el lago sueña el cielo

Miguel de Unamuno
San Manuel Bueno, mártir (1931)

—Y él, el pueblo —dije—, ¿cree de veras?
—¡Qué sé yo ...! Cree sin querer, por hábito, por tradición. Y lo que hace falta es no despertarle. Y que viva en su pobreza de sentimientos para que no adquiera torturas de lujo. ¡Bienaventurados los pobres de espíritu!
(…) he podido mirar, allí, a la cabecera de su lecho de muerte, toda la negrura de la sima del tedio de vivir. ¡Mil veces peor que el hambre! Sigamos, pues, Lázaro, suicidándonos en nuestra obra y en nuestro pueblo, y que sueñe este su vida como el lago sueña el cielo».
(…) Una noche de plenilunio —me contaba también mi hermano— volvían a la aldea por la orilla del lago, a cuya sobrehaz rizaba entonces la brisa montañesa y en el rizo cabrilleaban las razas de la luna llena.

(…) está nevando, nevando sobre el lago (…). Y esta nieve borra esquinas y borra sombras, pues hasta de noche la nieve alumbra.

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