dissabte, 27 de desembre del 2014

Dios o la sobreinterpretación del silencio


Peter Sloterdijk recela de la religión y la define como una suerte de “sobreinterpretación del silencio”: nadie responde a nuestro dolor, a nuestras plegarias, luego debe existir un Dios trascendente e inaccesible. Según el autor, esta idea de la trascendencia es fruto de la ignorancia, y sin embargo la defiende como guía para las relaciones personales. La idea de un Tú completamente inmanipulable nos previene de la tentación posesiva o dependiente hacia los demás. Joan Pau Inarejos

Peter Sloterdijk
Celo de Dios. Sobre la lucha de los tres monoteísmos

Una tercera forma de trascendencia, susceptible de esclarecimiento, surge del desconocimiento de lo que llamo la «inaccesibilidad del otro» (…) la no reacción de Dios, tan aireada por algunos teólogos, debería interpretarse por de pronto de un modo más plausible. Se trata, en primer lugar, de un simple caso de inaccesibilidad, nada más, y tendrían que cumplirse una serie de difíciles condiciones antes de poder llegar a la conclusión de que quien no reacciona es precisamente por eso un en-frente superior, sí, trascendente. Si alguien contara la biografía propia a un sordomudo no debería concluir de su silencio que prefiere mantener para sí su comentario. La trascendencia surge en tales situaciones de una sobreinterpretación de la falta de resonancia. Se produce debido a la circunstancia de que algunos otros, en principio y la mayoría de las veces, son inaccesibles para nosotros y permanecen, por tanto, independientes denosotros. Por este motivo quedan fuera de las ficciones de simetría que determinan nuestras ideas normales de respuesta, comprensión, represalia y cosas así.

Este descubrimiento puede llevar a la configuración de relaciones razonables entre seres humanos, caracterizadas por la higiene de la distancia correcta. Ante la independencia del otro, fracasa la obsesiva búsqueda de compañero; pero este fracaso significa un gran paso en el camino hacia una libertad capaz de relación. Por eso el sentimiento adecuado al encuentro con una inteligencia que permanece libre también en la cooperación es el agradecimiento por su independencia. Aunque ésta sea, pues, una concepción de trascendencia marcada por el desconocimiento, en tanto significa lo otro por antonomasia habría que honrar a «Dios» como un concepto moralmente fructífero que pone de acuerdo a los seres humanos en el trato con un en-frente inmanipulable.

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