por JOAN PAU INAREJOS
Nota: 7,5
Atrapar el espíritu de una época no es fácil. Jeffrey McDonald Chandor lo consiguió en ‘Margin call’, una de las mejores películas sobre la génesis de la crisis financiera de finales de los 2000 –mucho más eficaz e incisiva, por ejemplo, que la sobrevalorada ‘El lobo de Wall Street’. Esta vez nos lleva a la América de principios de los ochenta para condensar lo más oscuro y larvado de aquella sociedad que se entregó al sueño del reaganismo.
Oscar Isaac -todo un hallazgo- conquista al público con su mirada oscura y es inevitable, como se ha dicho, no ver en el cejudo actor guatemalteco una especie de resurrección del Michael Corleone encarnado por Al Pacino. A Abel Morales, el altivo empresario del combustible al que da vida, seguramente le horrorizaría esta comparación, ya que se empeña en demostrar a los demás y a sí mismo que no es un mafioso ni un corrupto. Lo dice con sus andares, con su amanerado abrigo amarillo. No es como ellos.
La aparente respetabilidad del protagonista, el anhelo por medrar de este hispano obsesionado con la idea utópica del éxito Made in USA, es lo que distingue ‘El año más violento’ de la mayoría de padrinos que pululan por el género. Nuevos tiempos, corbata y revolución conservadora. Por supuesto, esta quimera sólo se puede edificar sobre una gran hipocresía, sobre un cinismo casi inconsciente de sí mismo. El álter ego del soberbio Abel es su mujer -Jessica Chastain-, nativa americana mucho más pegada a la cruda realidad, imprescindible puente de enlace con el mundo de lo ilegal.
Con todo, lo mejor es la majestuosa dirección de J. C. Chandor, altamente magnética, trágica, llena de poderosos claroscuros, a la altura del mito Coppola. La escena de la persecución en la ciudad, con esa caza del hombre tan física, implacable y jadeante, se merece un pequeño Oscar, lo mismo que esos oscuros cónclaves criminales con el concurso de judíos ortodoxos. O cierto momento de catarsis, con el clan Morales a punto de lograr su sueño americano, contemplando Nueva York todavía con las Torres Gemelas, ignorando que alguien, a sus espaldas, puede estar a punto de estropeárselo. O no.
‘THE MOST VIOLENT YEAR’, de J. C. CHANDOR
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