divendres, 12 d’agost del 2005

Dios insectimorfo















Todos los niños de Occidente preguntan a sus madres: ¿Cómo me hicieron a mí? Nadie lo sabe, pero creemos que igual lo sabe Dios y entonces podrá explicárnoslo. Del mismo modo, cuando algún perturbado afirma ser dios, siempre nos burlamos de él haciéndole preguntas técnicas, como por ejemplo: ¿Cómo hiciste el mundo en seis días?, o bien, si eres Dios, ¿Por qué no puedes convertir este plato en un conejo? Nuestra actitud es ésta porque en nuestra imagen popular de Dios, Él es el tecnócrata supremo. Sabe todas las respuestas. Lo comprende todo hasta en sus más mínimos detalles y es capaz de explicarnos cualquier cosa.

La idea hinduista de la omnipotencia divina es bien distinta. Las imágenes de sus dioses suelen tener muchos brazos. El dios Shiva a menudo aparece con diez brazos, o el Avalokiteshvara con mil. Su imagen de lo divino es la de una especie de ciempiés. Un ciempiés puede mover cien patas sin tener que pensárselo, y Shiva puede mover diez brazos con destreza sin pensar en ello. Al ciempiés que se lo ocurrió pensar en cómo mover las cien patas, se quedó hecho un lío. Es decir, los hinduistas no piensan en Dios como un técnico especialista con un conocimiento verbal o matemático sobre la creación del mundo


Alan Watts, Mito y religión, 90
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